ENLACE AL ARTÍCULO DE JAVIER BALLESTA
Entender lo que se nos dice desde el punto de vista de quien nos habla, sus sentimientos y motivaciones. Ese es el gran poder de la escucha activa, una habilidad comunicativa que nos permite empatizar con las personas a un nivel más íntimo, conociendo sus motivaciones y aspiraciones.
Esta habilidad está claramente presente en todos nosotros, pero usualmente no sabemos muy bien cómo aplicarla y tendemos a tropezar con algunos obstáculos que entorpecen nuestra posibilidad de escuchar activamente. ¿Te has preguntado alguna vez qué tan bueno eres para escuchar?
¿Cómo mejorar tu escucha activa?
Hay muchas técnicas y consejos que podemos aplicar para mejorar de manera consciente nuestra manera de comunicarnos y, en específico, para garantizar que en nuestras conversaciones hagamos uso de la escucha activa.
- Repite lo que escuchas: Esta es una estrategia que es de mucha ayuda tanto para ti que escuchas como para la persona que habla. De esta forma demuestras que estás prestando atención a la conversación y ayuda a que tu interlocutor pueda aclarar aspectos de lo que te está comunicando.
- Interactúa e interésate por la conversación: Si haces preguntas, en el momento adecuado, también demuestras que te interesa la conversación. De esta forma puedes ayudar a que la otra persona se sienta más relajada hablando contigo y te ayuda a tener más información sobre el punto de vista que tiene sobre lo que cuenta.
- Redirige la conversación: Muchas veces las conversaciones tienen a ‘irse por las ramas’ y se divaga. Si estamos atentos y estamos escuchando activamente podemos redirigir la conversación hacia el tema que realmente importa, reduciendo al mínimo las distracciones.
- Ayuda a dar claridad: Este aspecto es clave en la escucha activa y es una de sus principales virtudes. Tenemos que ser capaces de ayudar al otro a comprender lo que quiere decir, poniendo en orden sus sentimientos y emociones. Esto lo logramos también haciendo preguntas que estimulen su capacidad de tomar decisiones
- Respeta los silencios: No trates de llenar los silencios con tus propias palabras. Deja que la otra persona se tome su tiempo para dar claridad a sus pensamientos y emociones. Esos puntos suspensivos en la conversación sirven para que se piense y reflexiones sobre lo que se está hablando.
- El lenguaje corporal es importante: En la escucha activa el lenguaje corporal también es fundamental, ya que podemos reflejar con nuestra postura y expresiones faciales cuanto nos importa la conversación. Ten una postura abierta, no cruces los brazos sobre tu pecho y muéstrate siempre interesado.
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