En este medio siglo que ha pasado, el cambio radical del paisaje que significó la inundación de casi 3.000 hectáreas ha ido asentándose poco a poco. Las masas de pinos que se repoblaron en lugares como la presa se han convertido en un área recreativa que el Ayuntamiento de Rute quiere potenciar. La vecina Cuevas de San Marcos tiene diseñado un pequeño camino que se dirige a un mirador de la propia presa, que por otra parte suele ser lugar frecuentado por caminantes y por ciclistas. Toda la margen sur que va desde la presa a Iznájar es un bello recorrido de 11 kilómetros que también cuenta con miradores al embalse. Especies como cormoranes, somormujos y en invierno numerosas gaviotas patiamarillas se divisan frecuentemente.
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